Los Arizu llevamos en la sangre la tradición de reunirnos para celebrar la vida en familia. Desde siempre lo hacemos con un vino especial que atesoramos para compartir con nuestros afectos; un vino que es testigo de nuestra vida entre viñedos y un homenaje al espíritu pionero de nuestros ancestros, quienes, fascinados con el potencial de Mendoza, comenzaron a escribir esta historia.
Hoy, como ayer, nuestro trabajo incluye una minuciosa búsqueda de microzonas y suelos con componentes particulares que deriven en una expresión pura y transparente del terruño. Y es a través de la selección de parcelas que logramos vinos precisos y definidos.

